Después de terminar de estudiar Cine en Buenos Aires, viajé a Medellín para trabajar con mi papá, Víctor Gaviria, en La Mujer del animal, una película que narra la historia de una mujer que es raptada por un bandido. Durante el rodaje de esta película, que narra con violencia explícita, donde el set estaba liderado por varones tratando de filmar la subjetividad de una mujer prisionera, pensé en la imposibilidad de ver otros grises de la violencia de género en Colombia, un país en guerra que nos ha desdibujado el rastro del patriarcado en nuestras familias.

Proyecto seleccionado en el 3 Puertos Cine, 2019